sábado, septiembre 12, 2020

Simbolismo hermético en culturas precolombinas (Sergio Fritz)

christine dequerlor - visitantes extraterrestres antiguedad - Iberlibro



En la página 123 de un curioso libro llamado Visitantes extraterrestres en la antigüedad, escrito por Christine Dequerlor (Javier Vergara Editor. Buenos Aires, 1979), se encuentra una interesante referencia a una antigua escultura  de claras implicancias herméticas.

La descripción es la siguiente:

"En una isla del lago Titicaca, de donde salió Viracocha, se levantaba un templo en honor del dios Sol, representado por una estatua de oro. El emperador Tupac Yupanqui hizo construir, en una isla vecina, en Coatí, un templo a la diosa  Luna, cuya imagen fue de plata de los pies a la cintura y de oro hasta la cabeza. Reunidos de este modo, los esposos podrían encontrarse fácilmente en una mística unión".

Aquí encontramos las dos materias clásicas de los alquimistas  (que en ocasiones son tres, derivando tal idea de la Santísima Trinidad, que en Alquimia está compuesta por Mercurio, Azufre y Sal), representados en esta oportunidad por el Sol  (Azufre, o el "macho") y la Luna (Mercurio, o la "mujer"). 

El estudioso Albert Poisson nos indica que en un comienzo los alquimistas hablaban sólo de dos principios: Mercurio y Azufre. Son principios opuestos, y así mientras el mercurio era el "alma", el azufre el correspondía al "cuerpo"; el primero a lo puro, el segundo a lo impuro; el primero la mujer, el segundo el hombre. De ambos nacía el Rebis ( hecho de dos cosas). Pero posteriormente los alquimistas empezaron a mencionar un tercer principio que actuaba en la Gran Obra: la Sal. Paracelso será uno de quienes explicará más claramente la labor de la Sal en el proceso de metalogénesis que es la Alquimia. Digamos por nuestra parte que si en último término la Sal es la mediadora entre el Azufre y Mercurio; es también y en un momento prematuro la que genera la reacción entre ambas fuerzas.

Sin embargo, el Oro y la Plata en los tratados alquímicos a veces representan dos de las tres Medicinas posibles a obtener con la Piedra Filosofal.

Pero las culturas andinas ofrecen más pruebas de un saber de carácter alquimista, especialmente en cuanto a trabajos pétreos.

La periodista chilena Malú Sierra en su libro Donde todo es altar. Aymarás los hijos del Sol (Editorial Persona, Santiago de Chile, 1991) en la página 204 nos relata un hecho singularque avala nuestra afirmación:

"Cuentan los cronistas que en 1619 encontraron en el lago (se refiere al Titicaca - Nota de SFR -) un

ídolo de piedra con dos caras, una de hombre y otra de mujer; el hombre miraba hacia el nacimiento del

sol y la mujer hacia el poniente. Dos gruesas culebras subían desde la base hasta la mano

derecha del hombre y la izquierda de la mujer y otras figuras representando sapos los acompañaban.

Los investigadores han visto en esta figura la divinidad principal del Titicaca, símbolo del taypi

que el lago encarna".

Lamentablemente no hemos podido recabar información acerca de si aun existe o no dicha escultura. En caso afirmativo, sería un verdadero tesoro legado por nuestros ancestros, que nos permitiría una interpretación más adecuada de su significado.

Pero ya que no tenemos una imagen - dibujo o fotografía- de la artesanía amerindia mencionada, nuestra labor de hermenéutica se hará solo con las referencias dadas por Malú Sierra. Primero de todo, decir que se hace patente las varias similitudes que podemos encontrar entre estas construcciones amerindias con el arte llamado "pagano" europeo, y con la Alquimia medioeval. La luna y el sol son dos clásicos principios herméticos, a los cuales hemos hecho alusión.

Hacen referencia a las dos fuerzas naturales por antonomasia: hembra y macho; mercurio y azufre.

Además el simbolismo de las serpientes se encuentra en el Caduceo del dios griego Mercurio, el cual es por todos conocido. Son las potencias que los hindúes llaman Ida y Pingala.

Por último, un tercer elemento llama la atención. Por cierto, son los sapos. ¿Qué tienen que ver ellos con la Alquimia? 

Mucho, responderemos. Basta estudiar aquel texto de Filalateo donde analiza un trabajo de Geoges Ripley. 

¿Curiosidades? ¿Coincidencias? ¿Analogías de una misma Ciencia Universal? Nos inclinamos por la última posibilidad.

Sin querer agotar el tema, y sólo dando pequeños esbozos de respuesta, hemos tratado aquí uno de esos temas que parece que algunos quisieran callar...


©Sergio Fritz Roa

Santiago de Chile, 4 de Octubre de 2002

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