Un país sin leyendas se moriría de frío. Un pueblo sin mitos está muerto
Al escribir “Magia Austral” (de próxima aparición en editorial Bajo los Hielos) una de las cuestiones que se presentó de manera frecuente en nuestra mente es la referida a la importancia del Mito. Dado que esta palabra ha ido desempeñando cada vez más relevancia en el mundo de las ideas, es conveniente analizarla. Mientras que durante siglos dicho término fue usado como sinónimo de “mentira”, “ficción”, “falsedad”, será solo a partir de los estudios de Religiones Comparadas desarrollados en especial por el rumano Mircea Eliade, que ha emergido una connotación seria y trascendente para lo que son los Mitos, entendiéndose por tales aquellos hechos que son fundantes de una religión y que poseen una connotación axial y sagrada para los participantes de la misma. Los sujetos que actúan en el mito pueden ser dioses, hombres, animales, plantas, etc., pero siempre poseerán características sobrenaturales.
Al respecto nos parece útil expresar algunas conclusiones a las cuales llegamos a través de nuestra obra:
- El hombre es un ser mítico y simbólico.
- La fuerza de las creencias religiosas como incluso las construcciones políticas (v.gr., la idea de nacionalidad), se basan en gran parte en un relato mítico, que hace remontar la cosmovisión a una “edad dorada”.
- El Mito tiene capacidad de adaptación y supervivencia.
- Es muy usual que exista una “institución” (v.gr., el sacerdocio) que vele por la permanencia del Mito.
El Mito desempeña un papel clave en la mente individual y colectiva. Es lo que permite dar sentido a muchas creencias y actividades. Es el marco referencial y principial que otorga lógica a las acciones de la comunidad de fieles, en especial los ritos y ciertas actividades del hombre que poseen gran significación: la cosecha, la música, la alimentación, etc.
En el caso de las cosmologías australes uno de los Mitos más relevantes, y que tratamos in extenso en nuestro ensayo, es el del enfrentamiento entre las serpientes Cai Cai y Threng Threng. Se trata de un hecho acaecido “in illo tempore” consistente en el intento de Cai Cai (la sierpe de agua) por inundar las tierras con el objeto de aniquilar al hombre, y en el rechazo efectuado por Threng Threng (la sierpe de tierra) manifiesto a través de la subida de los terrenos. Para salvarse del diluvio los seres humanos irán ascendiendo los cerros, los cuales por virtud de Threng Threng se elevarán aún más. En honor a esta última los mapuche llamarán Threng Threng a todo monte de salvación (es inevitable aquí el recuerdo del europeo Montsalvat, monte de la salvación, que provendría de una leyenda germana y que habría inspirado a Wagner para su opera “Parzifal”). Finalmente Cai Cai será derrotada y el hombre sobrevivirá. Sin embargo quienes no alcanzaron a correr hacia las montañas más altas fueron transformados en peces y rocas.
Este Mito desempeña una labor pedagógica para la comunidad, en el presente caso situando el origen del pueblo mapuche en una batalla entre los elementos agua y tierra. Aun cuando se trata de expresiones diversas, el que las protagonistas sean dos serpientes remite a una misma esencia. Así se nos habla de dos aspectos de una misma cosa, de su lado agresivo y de su papel generoso. También muestra a la etnia mapuche sugida de la dificultad, de la lucha de los elementos que afectan al hombre.
El Mito, por tanto, es algo de enorme relevancia dentro de las comunidades en que se lo vive. No por nada el filólogo y estudioso de las religiones antiguas, Georges Dumézil, señalaba en la cita que abre este breve artículo: Un pueblo sin mitos está muerto. ¡Intentemos entonces revivir a nuestro pueblo, haciéndolo recordar los grandes relatos míticos de los pueblos aborígenes, quienes nos precedieron en el habitar este territorio sacro! Este es uno de los objetivos centrales de la Magia Austral.
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