martes, julio 27, 2021

"El baile de los ahorcados" (Arthur Rimbaud)

 


Poema El Baile de los Ahorcados (Arthur Rimbaud) - YouTube

 

En la horca negra bailan, amable manco, 

bailan los paladines, los descarnados danzarines del Diablo; 

danzan que danzan sin fin

los esqueletos de Saladín.

¡Monseñor Belcebú tira de la corbata

de sus títeres negros, que al cielo gesticulan, 

y al darles en la frente un buen zapatillazo 

les obliga a bailar ritmos de Villancico!

Sorprendidos, los títeres, unen sus brazos gráciles: 

como un órgano negro, los pechos horadados, 

que antaño damiselas gentiles abrazaron, 

se rozan y entrechocan, en espantoso amor.

¡Hurra!, alegres danzantes que perdisteis la panza, 

trenzad vuestras cabriolas pues el tablao es amplio, 

¡Que no sepan, por Dios, si es danza o es batalla! 

¡Furioso, Belcebú rasga sus violines!

¡Rudos talones; nunca su sandalia se gasta!

Todos se han despojado de su sayo de piel: 

lo que queda no asusta y se ve sin escándalo.

En sus cráneos, la nieve ha puesto un blanco gorro.

El cuervo es la cimera de estas cabezas rotas; 

cuelga un jirón de carne de su flaca barbilla: 

parecen, cuando giran en sombrías refriegas, 

rígidos paladines, con bardas de cartón.

¡Hurra!, ¡que el cierzo azuza en el vals de los huesos! 

¡y la horca negra muge como si fuera órgano de hierro! 

y responden los lobos desde bosques morados: 

rojo, en el horizonte, el cielo es un infierno…

¡Zarandéame a estos fúnebres capitanes

que desgranan, ladinos, con largos dedos rotos, 

un rosario de amor por sus pálidas vértebras: 

¡difuntos, que no estamos aquí en un monasterio!

Y de pronto, en el centro de esta danza macabra 

brinca hacia el cielo rojo, loco, un gran esqueleto, 

llevado por el ímpetu, cual corcel se encabrita 

y, al sentir en el cuello la cuerda tiesa aún,

crispa sus cortos dedos contra un fémur que cruje 

con gritos que recuerdan atroces carcajadas,

y, como un saltimbanqui se agita en su caseta, 

vuelve a iniciar su baile al son de la osamenta.

En la horca negra bailan, amable manco, 

bailan los paladines, 

los descarnados danzarines del Diablo; 

danzan que danzan sin fin 

los esqueletos de Saladín.

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