viernes, enero 27, 2023

JUAN MARÍN Y LOS ORIGENES DEL RELATO DE HORROR CHILENO (Sergio Fritz Roa)











1.- UN ESCRITOR NADA COMÚN

Juan Marín Rojas (1900-1963) es a nuestro juicio uno de los más interesantes escritores nacionales. Como en el caso de Miguel Serrano (1917-2009) con el cual Marín compartió varias cosas: ser un estudioso del esoterismo, amante de los países orientales como el Tíbet y la India, diplomático e innovador en la literatura, su obra está basada en gran parte en la propia vivencia; en su contacto con una variopinta comunidad de personas: marinos, hombres marginados que viven en calles peligrosas, miembros de la alta sociedad, místicos orientales, científicos, etc. Pero además de sus labores como escritor y diplomático, nuestro autor fue también un reputado médico, que trabajó en hospitales de la capital, Punta Arenas y Valparaíso; y que aportó muchos trabajos (desde artículos a libros) de psicología y psiquiatría.

Al igual que D´halmar y Serrano, Marín será receptor y difusor de lo que vivió en sus viajes y en su trabajo diplomático. Así traerá a nuestro país las teorías y doctrinas surgidas en los centros intelectuales de Europa y la magia del exotismo de países como China, India y Egipto. Cercano al futurismo, su poesía hablará de los deportes modernos, las máquinas, los automóviles, el culto a la rapidez, etc. De él dirá Oreste Plath: “Marca un ciclo de poesía mecánica. Nos muestra una fuerza renovadora; lo coloca en un plano de originalidad y lo revela como único en su tono, afinando la técnica del poema“. 

  

Infatigable viajero, gracias a él sabrá el Chile de su época acerca de importantes yoguis como Ramana Maharshi (una de las cúspides del saber Advaita o doctrina de la No-Dualidad). En su libro sobre el Tíbet (El Tíbet misterioso y sus lamas), tomará prestado el conocimiento de exploradores reputados, como fuera Alexandra David-Neel, para hablarnos de los chamanes y magos de la vieja religión del Bon. Con su esposa Milena irá a Egipto y relatará la historia del antiguo país Kemi de una forma grata, simple, amena. Se interesará por los complejos laberintos mentales, difundiendo la obra de Freud y de Jung.

Su cultura era inmensa, y abarcaba desde Paracelso a los citados psicólogos; desde las letras de la China taoísta a la poesía vanguardista; desde la Alquimia a la química moderna.

¡Todo lo anterior en un tiempo en que viajar fuera de Chile era privilegio de pocos y no existía internet como fuente de información! Su prodigiosa cultura y su generosidad al querer compartir las experiencias vividas, despertará en los años 50-60 una gran admiración hacia Marín de parte de sus compatriotas. Y, sin embargo, hoy es un total desconocido...

 


La obra de Marín es voluminosa y comprende más de 20 textos, junto a varios artículos científicos desperdigados en revistas científicas. A fin de realizar una pedagogía de la obra literaria de Juan Marín, estimamos que aquélla puede descomponerse de la siguiente forma:

1.- Escritos de estudio médico y psicológico: “Clínicas y maestros en Inglaterra y Francia” (1930), Ensayo sobre el origen de la sífilis (1933), “Poliedro Médico” (1933), “El problema sexual y sus nuevas formulas sociales” (1937), “Ensayos freudianos” (1938),

2.- Escritos poéticos: Al respecto legó dos obras vanguardistas, solo comparables a lo más revolucionario de Vicente Huidobro: “Looping(1929) y “Aquarium(1934). Tales escritos hoy son casi imposibles de hallar e invaluables dada su importancia en lo que es la historia de la poética nacional.

3.- Escritos fantásticos:El secreto del Doctor Baloux(1936), “Orestes y yo” (1939), Viento negro” (1944), “Cuentos de viento y agua” (1949), “Naufragio y otros cuentos “ (1953).


4.- Escritos de corte social:Paralelo 53 Sur” (1936), “El Infierno azul y blanco. Paralelo 54” (1937), “Naufragio” (1939).


5.- Escritos teatrales:El emperador Kwang-Hsü” (1941).


6.- Escritos de ensayos y viajes orientales: “Lao Tse o el universo mágico” (1940); “El Egipto de los faraones” (1954);La India eterna” (1956), “El alma de China” (1945),El Tíbet misterioso y sus lamas(1944); “Buda o la negación del mundo” (1954), etc.


7.- Escritos de ficción aviadora: “Margarita, el aviador y el médico” (1932), Alas sobre el mar” (1934) y “Un avión volaba” (1935).


8.- Traducciones: “Moravagine” de Blaise Cendrars (francés).



Como se ha dicho, a pesar de lo interesante de su vida y obra, sobre Marín pesa de parte de nuestros compatriotas la ignorancia y, por tanto, la nula valoración. Aquí queremos rendir un pequeño tributo a este hombre, ahondando, aunque sea con brevedad, en uno de sus muchos mundos, el de la literatura fantástica, intentando sondear en el aporte que realizó a la narrativa de Horror en Chile. Hemos logrado recopilar durante años gran parte de la obra de Marín, y podemos asegurar que es todo un universo de análisis del hombre y sus problemas más fundamentales, como de hermenéutica de la sociología de varios pueblos, por lo cual sus escritos son patrimonio no solo de Chile sino del mundo.


 

2.- LOS RELATOS QUE COMPONEN EL SECRETO DEL DOCTOR BALOUX”


Cuando intentamos buscar los orígenes de la narrativa de ficción de horror en nuestro país, no podemos pasar por alto la recopilación de relatos macabros y uno de ciencia ficción, llamada: “El secreto del doctor Baloux”.


Escrita en 1936 y publicada por Ediciones Ercilla, ya desde la visión de su portada es un libro provocador. En efecto, podemos decir que la ilustración que allí se plasma da cuenta de cierto conocimiento del simbolismo alquímico. El dibujo de portada se halla compuesto de dos partes. Adelante se nos presenta una retorta, dentro de la cual se halla un hombre pequeño. Esto que parecerá materia de la ciencia ficción, en realidad lo es de algo mucho más antiguo. Es aquello que el espagirista Paracelso (1493-1541) llamaba “homúnculo”, es decir un hombrecillo creado por la Alquimia o por la Magia; y detrás, un libro abierto, en cuya página izquierda se aprecia el símbolo de la Monada Jeroglífica, la cual el mago y amante de la Alquimia, el isabelino John Dee (1527-1609) dio a conocer al mundo; y a la derecha, vemos plasmado el símbolo del azufre invertido.


El libro en comento incluye los siguientes relatos: “El secreto del doctor Baloux”, “El crimen de Percival Lawrence”, “La muerte de Julián Aranda”, “El techo del mundo”, y “Lázaro”. Como ya adelantamos, son muestras de Horror literario, salvo “El techo del mundo”, que es una alegoría mordaz de tipo ciencia ficción.


El secreto del doctor Baloux” es el más extenso del libro, y puede considerarse una “nouvelle”. Es a nuestro juicio una auténtica joya literaria, donde se ha construido muy bien al personaje central, la trama es atractiva y los lugares en que transcurre (el extremo austral de Chile) es el marco adecuado para evocar el frío, la soledad y la angustia. El relato ha de estimarse parte de ese subgénero literario de Horror Marino, en el cual William Hope Hodgson (1877-1918) sobresalió con obras como “Los botes del Glen Carrig” y “Los piratas fantasmas”, E.A.Poe (1809-1849) con “La narración de Arthur Gordon Pym”, y H. P. Lovecraft (1890-1937) con “La llamada de Cthulhu”.

 

Aquí, como diría Augusto d´Halmar en el prólogo “el rayo ultra-violeta de la ciencia converge con el más recóndito y no menos fulminante de las ciencias ocultas” (p.IX).


El relato tiene dos partes: Una introductoria, donde un comandante explica la desaparición de una pequeña embarcación de nombre “Cóndor”, con su tripulación, y donde estaría el famoso fisiólogo Dr. Baloux; y el Diario de este último. En éste dirá que fue gracias a los alquimistas árabes del 800 y 900 que pudo obtener el descubrimiento que dará pie al Horror de que trata este cuento (p.37). El deseo del macabro fisiólogo consistirá en “la formación de un compuesto químico que sea capaz de estimular en forma específica las células de la glándula pineal en los mismos instantes en que se produce la muerte del sujeto” (p.37). Esto para liberar al Inconsciente que residiría en la pineal. La forma de lograr esto se haría por un “gas metálico” que se dirigiría al que está falleciendo, y así se podría conocer al Yo auténtico, el alma del sujeto.


Para lograr este objeto el doctor se instalará en un lugar lejano, y geomántico: la Isla Lenox. Aquí los yaganes viven y “todavía pueden verse allí unos cuantos huesos colosales, como de un ente imaginario creado por un Edgar Allan Poe de la arqueología” (p.40). Baloux probará sus tesis sobre la separación de la consciencia primero con perros y luego con humanos. La locura irá tomando fuerza y el final será desastroso. No daremos detalles para que la lectura no pierda su magia...


Uno de los puntos que llama la atención del relato es la tesis del narrador, en el sentido que sea la glándula pineal el centro del alma. Los esoteristas siempre han considerado que es en ese lugar donde estaría el tercer ojo, punto de apertura a otras dimensiones.


El crimen de Percival Lawrence” ahonda de bien lograda manera en la narrativa detectivesca y psicológica.


En “La muerte de Julián Aranda”, Juan Marín logra estremecernos con un horror psicológico. Otra vez el escritor aprovecha de mostrar sus conocimientos de ocultismo y esoterismo, mencionando la organización Suddha Dharma Mandalam (la cual hasta el día de hoy tiene una sucursal en Chile), al espiritista Allan Kardec, a Mesmer, a Paracelso y al gran alquimista Geber (pp. 124 y 126). Hemos leído que Juan Marín habría pertenecido a la Gran Logia de Chile, lo que nos permitiría comprender su interés por estos temas.




3.- “EL SECRETO DEL DOCTOR BALOUX” Y LA GÉNESIS DE CREACIÓN DE LITERATURA DE HORROR EN CHILE





No pretendemos realizar un trabajo sobre los orígenes de la escritura de horror en nuestro país. Ello ya fue tratado con cierta extensión en el prólogo a la antología “Chile del terror” (Austrobórea editores, 2015). Más bien queremos en esta ocasión, ver cómo se inserta la presenta obra en aquel periodo del horror nacional que podríamos llamar “Momento Fundacional”.


Al respecto podemos decir que se trataría del “primer libro de Horror”, en sentido estricto, publicado en la historia de Chile. Ya no estamos frente a un texto que incluye uno o dos relatos sobrenaturales, ni una obra de folclore que hable de apariciones, el diablo u otro ser provocador de miedo. No, éste es un texto que con intencionalidad manifiesta busca provocar escalofrío, sin recurrir a la mera recopilación de leyendas, sino por el contrario es un proceso creativo y literario autónomo.



 

 

Es más, vemos que de alguna manera Marín quiere participar de toda una tradición de escritura de Horror, y en la cual se halla como base Edgar A. Poe, y lo siguen autores como Villiers de L´Isle Adam, Rubén Darío y otros que es difícil que haya conocido, mas no imposible: William Hope Hodgson y H. P. Lovecraft. En efecto, cierta atmósfera y ambientes, como el mar, nos recuerdan a los escenarios usados por estos dos escritores. No nos sorprendería que los haya leído, en especial al primero, pues no se debe olvidar que Marín era un autor que estaba al día de lo que ocurría en los ambientes literarios de avanzada. Leía en varios idiomas y llegaba a conocer autores que solo décadas después empezaron a tener resonancia, como por ejemplo el alquimista y egiptólogo Schwaller de Lubicz, el cual es citado en su texto “El Egipto de los faraones”.


Los argumentos empleados como el manejo del suspense nos recuerdan a Poe. Temas como la locura, el científico que está interesado en el ocultismo (“El secreto del doctor Baloux” es una referencia al “Extraño caso del señor Valdemar” (y, por tanto, al “Aire frío” de Lovecraft) y la obra de arte en la narrativa de ficción, pueden validar nuestra afirmación.


El uso de elementos tomados del ocultismo (materia que Marín parece conocer bastante bien, por lo cual no nos sorprendería su filiación masónica que se indica en internet) y del esoterismo hermetista, como también algunas ideas del Hinduismo, permitirían relacionarlo con una serie de autores que escribieron horror y que usaron de dichas herramientas: Poe, Stoker, Chambers, Machen y Lovecraft. 

 

Esta “autoconsciencia” de Marín expresada en su labor de autor de horror y como miembro de una gran cadena o tradición literaria, hará que podamos hablar de él como el primer escritor de horror nacido en tierras chilenas. Si bien es cierto antes de Marín hubo incursiones de autores nacionales en esta temática (de ello, como dijimos al inicio, se hizo mención en nuestro prólogo a Chile del Terror), solo con nuestro autor el Horror se transforma en sustancia y temática centrales.




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