Terminando algunos textos pendientes y charlas, quisiera escribir algo acerca del error ilustrado y moderno sobre la supuesta “barbarie” y atraso cultural de pueblos como los yamana, kaweshkar (erróneamente llamados “alacalufes”) y selc´nam.
Los criterios en que se ha medido esta agresiva “superioridad” de la cultura occidental moderna frente a los pueblos citados, otorgan predominio a aspectos más bien materiales y “tangibles”que sociales e “intangibles” (espirituales). El hecho que, por ejemplo los yamana no hayan construido castillos como los europeos o, para compararlos con otros habitantes americanos, pirámides como en el caso de los aztecas no ha de significar que los últimos eran necesariamente “atrasados”. Cada comunidad tradicional actúa conforme a su cosmovisión, medio geográfico y climático, tiempo en que se desarrolla y prioridades económicas. Así, la riqueza mitológica, ritual y lingüística de estos últimos era impresionante. Acerca de esto último un solo ejemplo. Thomas Bridges según Mario Moreno y Mirna Verdún (“Patrimonio aborigen patagónico y fueguino”, Queve Ltda., Punta Arenas, 1994, p.8) llegó a catalogar 32.000 palabras usadas por los yamana. La cifra es conmovedora. ¿El civilizado inglés, francés e hispanoamericano común de la misma época de Briges (1850-1890 aproximadamente) cuántas palabras usaba? ¿Y hoy, qué sucede? La brecha sería aún más notable sin duda, si comparamos esa riqueza de vocabulario de tales aborígenes frente a un chileno o argentino actual…
Ni qué decir de la fecundidad mitológica y ritual.
Sin duda, habrá mucho que decir.
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