lunes, marzo 11, 2013

LAPIDUS. EL RENACER DE UN ALQUIMISTA (SERGIO FRITZ)


LAPIDUS. EL RENACER DE UN ALQUIMISTA.

(Sergio Fritz Roa)



 (Portada del segundo texto de Lapidus)

Hace varios años atrás leímos un libro de Alquimia del todo distinto a los que estábamos acostumbrados. Se trataba de “En persecución del oro”, que fuera editado en España por Luis Cárcamo a inicios de la década de los 80  (La edición en inglés se titula “In Pursuit of Gold” y fue impresa en 1976).

Nos pareció -y nos parece aún- que el presente era un texto claro y honesto como pocos, que devela grandes secretos del Arte. En efecto, el autor no recurre a simbolismos complejos ni a evasivas a la hora de mencionar cuál es la materia ni cuáles son algunos de los procedimientos herméticos más relevantes.

A la hora de leer a Lapidus, comprendimos que ni Canseliet ni Atorène, quienes nos habían parecido excesivamente generosos respecto a la entrega de conocimiento, eran tan directos en su lenguaje. Salvo Alexander von Bernus, autor de “Medicina y alquimia”, nadie había revelado tanto el Velo.

¿Quién era este misterioso personaje?

El autor usaba un seudónimo muy alquímico: Lapidus, una clara referencia a la Piedra Filosofal. Y aparte de tratarse de un autor moderno, nada sabíamos de él.

Ello hasta unos pocos días atrás, cuando a través de internet supimos de la edición del segundo libro de Lapidus.


(Portada de la edición española del primer texto de Lapidus)




 (Libro que contiene la correspondencia entre Lapidus y el mago Crowley)

Ahora se nos indicaba quien era realmente Lapidus: David Curwen  (1893-1984), un británico, quien a la edad de 83 años había editado su célebre texto “In Pursuit of Gold”.

En 1944 cuando tenía 51 años Curwen le escribió al mago Aleister Crowley. De allí nació una larga comunicación, aunque compleja y no exenta de críticas de parte del primero. Ambos autores tenían intereses similares: pasión por la Magia, el ocultismo y el tantrismo. Además, los dos  pertenecieron a la O.T.O. (Ordo Templi Orientis). Pero Curwen centró su interés con el tiempo en la Alquimia, mientras que para Crowley el Arte Hermético nunca fue relevante, como sí lo era la Kabbalah o la magia angelical.

Es curioso notar que fue también en 1944 cuando Kenneth Grant - otro importante ocultista del s.XX,, conocido por sus libros y por pretender haber descubierto una “corriente de Seth” o “tifoniana”- contactó a Aleister Crowley.

Curwen inició a Kenneth Grant a una “highly recondite formula of the Tantric vama marga”.

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