viernes, junio 26, 2009

Reseña a: “Metafísica del Vangelo Eterno” de Silvano Panunzio (Sergio Fritz Roa).


X° Libro della “Dottrina dello Spirito”, Metapolitica. Nuovi Cieli e Nuova Terra, Roma, 2007.


Al comenzar esta reflexión, deseamos hacer una declaración sincera y contundente: fue verdaderamente providencial –usamos, por cierto, la expresión de manera intencionada, no azarosa- recibir la presente obra. En efecto, cuando el ambiente intelectual de la hora presente carece de voces de real peso, contundentes y preclaras, y cuando lo poco interesante que al menos inicialmente se presenta a nuestra curiosidad no es más que una mera repetición de autores notables, un gentil amigo de Italia ha remitido a nosotros una obra que consideramos valiosa en muchos aspectos, lo que nos ha llevado a plasmar una reseña que sirva de viva recomendación para su lectura a quienes les interese conocer a uno de los grandes pensadores vivos del medio tradicional, junto a Jean Borella, Jean Hani y Seyyed Hossein Nasr.

El escrito que comentamos no es un texto aislado –aun cuando pudiera leerse separadamente sin problema-, pues pertenece a una opus única en su género: la “Dottrina dello Spirito”, conjunto de libros (doce en total) del profesor Panunzio que busca mostrar profundas meditaciones acerca de cuestiones tales como el simbolismo, el exoterismo religioso, la Tradición Universal, la metapolítica, la historia y la literatura, todo ello desde una perspectiva católica tradicional.

Para quienes desconocen los escritos de Silvano Panunzio, digamos algo acerca del autor. Nacido en Ferrara, Italia, su vida y obra han estado ligadas a la enseñanza de la filosofía. Fiel lector de los Evangelios, los cuales empezó a leer a temprana edad y que incluso llegó a memorizar, su viaje espiritual siempre ha estado ligado al Cristianismo, pero uno metafísico; es decir, guiado por claves hermenéuticas tradicionales. De allí que no sea extraño que nuestro autor recurra a la cita de autores como Platón, René Guénon, los padres de la Iglesia Oriental, Fulcanelli, o a la sabiduría que habita en el Vedanta, el Taoísmo o el Qur´an. Su mirada es por tanto una amplia, rica en horizontes, que indaga en el simbolismo universal y en el legado eterno del Verbo, el cual posee diferentes manifestaciones de acuerdo a las diversas tradiciones particulares que se han desplegado en el ciclo cósmico que vivimos. Varios textos de quien aquí nos ocupa han sido traducidos a otros idiomas, lo cual es prueba de la universalidad de la obra panunziana. Cabe recordar que son, entre otros, legado de Panunzio escritos como “Contemplazione e simbolo”, “Metapolitica”, “Canti Lirici”, y su traducción anotada del libro de René Guenón sobre “San Bernardo”. Su pensamiento ha sido reconocido como uno relevante y lúcido, tanto por personalidades del mundo católico (incluso por algunos Papas), como por una juventud inconformista que lo sigue fervientemernte. Su consecuencia en el camino escogido y la agudeza con que plasma su visión son cualidades que nos permiten reconocer en él no solo un escritor de interés, sino uno que debe ser oído por todos –más allá de su confesión religiosa-.

Vamos ahora al texto que nos preocupa. “Metafísica del Vangelo Eterno” se compone de cuatro partes, en las que en un estilo que posee un ritmo poético y que está lejos de los a veces tediosos escritos eruditos, se expresan dimensiones de la Revelación cristiana desde una óptica que considera e incluye a las demás tradiciones. Aun cuando todo el texto posee elementos propiamente metafísicos y por tanto esotéricos, podemos apreciar que en la Primera Parte se trata de una afirmación cristiana que incluye visiones metafísicas y teológicas acerca de algunos misterios del Cristianismo; en la Segunda Parte se analiza especialmente cierta simbología en relación a la Rosa+Cruz y la tradición hiperbórea; en la Tercera Parte, entre otras temáticas, algunas cuestiones de hermenéutica cristiana; y en la Cuarta Parte, se hace patente una comunicación o puente entre el Cielo y la Tierra.

Nos ha parecido objeto de interés lo referido a la “catástrofe en curso” (páginas 100 y 101) del mundo católico, es decir el alejamiento de algunos fieles por una incomprensión de lo que sería el verdadero Cristianismo. Ello, según el autor, se debería a un predominio de la “estructura burocrática del barroco católico” en perjuicio del rescate y defensa de los caracteres escatólogicos y proféticos. También el notable capítulo 9 (página 131 y siguientes), titulado bellamente: “Il mistero del Centro originario e il profumo della Rosa crucifera” (L´Iniziazione polare nella fioritura evangelica). Estas páginas poseen una riqueza doctrinal y documental impresionante, y en nuestro juicio es el mejor resumen de la filosofía rosa+cruz que se ha escrito en siglos. Quien desee aprender qué es la verdadera Rosa+Cruz deberá necesariamente remitirse a las palabras lúcidas y esclarecedoras de Panunzio. Quien piense que exageramos lo invitamos a que lea la definición dada acerca de esta fraternidad en página 137 y lo retamos a que dé una mejor. Aquel que sea capaz de observar atentamente este capítulo se nutrirá de una comprensión privilegiada, pues Panunzio ha entregado caritativamente una conceptualización valiosísima de la Rosa+Cruz y dado elementos fundamentales para acercarse a la Alquimia. El capítulo 10 es otra muestra del gran manejo técnico espiritual que posee el autor. Aquí se trata de geografía sagrada, tema de suyo complejo y en el cual pocos pueden hablar con cierta propiedad. Pensamos que Panunzio nuevamente tiene mucho que aportar. El capítulo 17 trata sobre el irlandés Johannes Scotus Eriugena. Se trata de una reflexión oportuna sobre un gran pensador católico, cuyas bases filosóficas se pueden hallar en Platón y Orígenes.

Pero que no se piense que los capítulos referidos son excluyentes de los demás... ¡Nada más lejos de nuestra intención! Pues todos fueron escritos con gran trabajo, y los mencionados son solo una predilección personal, ya que sabemos que el texto en sí es fecundo en revelaciones y debe ser leído en su integridad.

Para finalizar, deseamos sinceramente que nuestros lectores puedan descubrir al gran pensador que es Panunzio y así beber de una de las más cualificadas fuentes tradicionales vivas.

Sergio Fritz Roa

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