(Portada de la primera edición en español de "Las moradas filosofales")
Héctor Morel es un traductor argentino, y gran amante del esoterismo. Ignoro si aún vive. Dirigió (¿dirige?) el Anuario de la Editorial Kier. En el correspondiente al año 1977 publicó un interesante artículo llamado "El caso Fulcanelli. Las incógnitas de un nombre", donde analiza el significado del nombre Fulcanelli, y sobre quién era aquel que se ocultó bajo este bello pseudónimo.
Según el autor las hipótesis que se han dado sobre el verdadero Fulcanelli girarían en torno a los siguientes personajes:
1.-Pierre Dujols;
2.-Jaubert, personaje por determinar;
3.-Un hermano de Dujols;
4.-Un desconocido;
5.-El escritor J.H.Rosny (aclaremos que este pseudónimo comprende a dos personas):;
6.-E. Canseliet;
7.-Auriger, un hermetista;
8.-J.J.Champagne;
9.-Sauvage;
10.-Un pseudónimo colectivo;
11.-R. Steiner;
12.-Max Roset; y
13.- Un tal Faugeron
En el parecer de Morel ninguna de estas hipótesis tiene bases serias, salvo las implícitas en los números 4 y 10.
Nosotros pensamos que lo más posible es que se trate de un nombre colectivo (cuestión muy usual, por lo demás, en la Antigüedad y en los seguidores de la gnosis hermética); pero que, obviamente, era dirigido por un Maestro, quien habría impreso "personalidad" a los escritos del pseudónimo "Fulcanelli". Esto lo decimos, porque es evidente que quien escribió finalmente "Las moradas filosofales" como "El misterio de las catedrales" son la misma persona; lo cual se aprecia en el exquisito estilo del lenguaje. ¿Acaso el nombre Fulcanelli no era un hierónimo? Es decir, un nombre relacionado con una determinada función esotérica. Este es nuestro criterio. Nos apoyamos en lo estudiado por Jean Reyor (que cosa curiosa, es criticado por Canseliet, el discípulo de Fulcanelli, en el prólogo a la tercera edición de "El misterio de las catedrales") y por Jean Robin; los cuales, me parece, han tomado la idea de René Guénon. Así, Reyor dice que el nombre Malaquías no era el de un individuo, sino el de una función espiritual. Robin expresa que "en la historia del esoterismo cristiano, y principalmente en el Hermetismo, existen muchos otros nombres que no son nombres individuales y tampoco "seudónimos literarios": Basile Valentín (<
(Blasón incluido al final de la edición francesa de "El misterio de las catedrales". El lema sería un compuesto del apellido Champagne)
Pero esta tarea de saber quién era en verdad Fulcanelli, nos parece a la larga un tanto ociosa. El hecho es que nos ha legado dos maravillosos libros y esto es lo importante.
Sin embargo, los aportes de Morel van por otro camino, y esta es sin duda la razón del presente trabajo.
Luego de plantear las posibilidades que Fulcanelli sea uno de los personajes arriba aludidos, analiza etimológicamente, y no sólo etimológicamente, la palabra elegida por el autor de "El misterio de las catedrales".
Veamos. La palabra deriva de "Fulciu, fulcis, fultum". Esta palabra significaría en el latín de Cicerón algo como "apoyo". Y a esta palabra se sumaría "anellus, anelli"; o sea, anillo, círculo.
Así obtenemos Fulc (iu) anelli, que significa "anillos que se sostienen" o " que se apoyan entre sí". ¿Y qué idea da esta frase? Morel dice que la de una cadena... Lo que para nosotros no es más que Tradición, en el sentido otorgado por René Guénon. Y esto sí que es coherente y más importante que saber la persona que ocupó el pseudónimo analizado. Pues aquí ya entramos en un terreno profundamente espiritual y no personalista. Cadena o Tradición... Cabe hacer notar algo importante: Fulcanelli continuamente nos recuerda que debemos leer a los clásicos. Es obvio: la Alquimia ante todo es una cadena -discípulo y Maestro- que nace desde los primeros tiempos y que se prolonga hasta hoy día.
Descomponiendo la palabra, Morel descubre ciertas posibilidades que no debemos dejar de lado.
Por ejemplo,
FULCANELLI
LECUFIN AL
Lo que da L¨ECU FINAL, es decir el escudo final. Morel dice "el Escudo Final, según la clara referencia al escudo que aparece al terminar la obra, en su original francés, donde se lee el lema UBER CAMPA AGNA ya citado". Morel se refiere al escudo que se halla en las últimas páginas de la edición original francesa de "El misterio de las catedrales".
Las ideas expuestas por Morel nos parecen bastante serias y dignas de ser consideradas.
Es claro que quien se escondía en el pseudónimo Fulcanelli, había elegido ese nombre por alguna razón muy específica. Esto ya sea si él se dio ese nombre, o, caso más posible, que una determinada sociedad -¿Los Hermanos de Heliópolis?- se lo haya otorgado.
El lector atento sabrá a qué nos estamos refiriendo. Esta Ciencia es real, muy seria y precisa. En ella nada "anda flotando". Es sumamente lógica, y, por tanto, perfecta. Nada es casual, y todo guarda relación.
Es obvio: el nombre Fulcanelli no podía ser antojadizo. Alguna función integra dentro de la Obra.
Tal vez con estos datos, más la lectura atenta de las dos obras del Gran Adepto, el estudioso pueda internarse en la solución del enigma Fulcanelli, misterio, que, como hemos dicho, sólo interesa desde un aspecto esotérico y no detectivesco (es decir determinar quien era la persona que se ocultó bajo ese nombre; ya sea Champagne, Canseliet u otro), afán este último muy moderno, y contrario a la idea tradicional de respetar el secreto... Nosotros sólo aportamos claves o direcciones para que el interesado serio pueda entender un poco más sobre ALQUIMIA, sin por cierto eludir la regla anterior. Pues la tarea del escritor es insinuar, no desvelar. Quien en definitiva debe descubrir el velo es el lector.
SERGIO FRITZ.
(27 de abril de 2001)
(27 de abril de 2001)
P.D de Julio de 2008: Desde 2001 hemos leído muchos trabajos sobre la identidad de Fulcanelli, algunos que aportan valiosa informacion y otros que en verdad confunden más que ayudar. Debido a algunas investigaciones relacionadas con la posible presencia de Fulcanelli (o al menos el guía del grupo que hoy conocemos como Fulcanelli) en Sudámerica, pronto volveremos sobre el asunto.
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