Las cosas a veces se unen en una poderosa encrucijada. Y así vas conociendo personas que serán significativas, como te van sucediendo situaciones milagrosas...
Había coordinado con dos amigos ir hoy en busca de las salamancas o renü de Machali (Machili). Las mencionaba en mi libro "Las salamancas o cuevas de brujería en Chile"; pero aún no las conocía personalmente. Sin embargo, al despertar para viajar, a uno de los tres le ocurrió algo grave e impeditivo: su vehículo (con el que iríamos desde Rancagua), había sido chocado. Por suerte a él, no le había ocurrido nada; pero debía ir a ver la reparación, los trámites del seguro de accidentes, etc.
Sin embargo, viajé igual, esperando que con el otro amigo pudiéramos llegar de igual forma.
Esta fue la primera señal.
Hacía años ocurrió algo muy parecido. El escritor Francisco Ortega, me invitó a ser entrevistado para un podcast que realizaría junto a Jorge Baradit. El tema: hablar sobre la Mayoría o Recta Provincia, la organización de resistencia williche/mestiza asociada a la brujería en Chiloé. Momentos antes de salir al punto, yo finalizaba mi ensayo sobre la temática y me lo enviaba al email. Por suerte... Dado que de manera absurda cayó mi netbook de altura ridícula, pero sin poder prenderse. Al tiempo, Ortega me llamaba para decirme que esto de los brujos era cosa seria y peligrosa, dado que Baradit le había comunicado que justo cuando faltaba poco por llegar, in vehículo chocó su moto. Como en el caso de hoy, tampoco el afectado tuvo lesiones de gravedad...
Como señalé, no obstante el hecho que uno de los tres miembros de la expedición no pudiese ir, yo igual cumpliría.
Y así, tipo 11: 15 am llegué a Rancagua.
Llegando al terminal me junté con mi amigo irlandés, quien me señaló que sería bueno ir antes al cementerio, para que yo conociera el célebre mausoleo del llamado " vampiro de Rancagua": Tito Lastarria. A él le pediríamos una especie de bendición vampírica, para nuestro viaje.
La leyenda la había escuchado y leído hace tiempo; y pronto hablaré de ella en otro post.
Y aquí es cuando ocurrirá otra de esas situaciones simbólicas, que me han acompañado en este devenir...
Al presentarnos en la tumba del que hoy es denominado "Maestro Tito", cual líder de una organización esotérica, vemos una joven. Sin titubear, nos empieza a hablar y a contar cosas sobre si sabíamos de la historia del vampiro, etc. Pensamos que era una guía patrimonial... Pero no, una alumna de la Universidad de O'Higgins, quien en sus periodos libres solía venir al cementerio... Su nombre: Dana. Recordé de inmediato esa diosa Danna/Dannu, de la mitología irlandesa... Y se lo señalé a mi amigo.
La joven nos señaló que además habían otras dos tumbas interesantes: la del pirata inglés y la momia... Le preguntamos si sabía su ubicación y gentilmente nos llevó...
Quién era Dana? Por qué ese nombre tan poco habitual? Por qué solía ir a los cementerios? Por qué tanta confianza en dos hombres mayores y desconocidos?
Me contó que vivía en Coinco. Y supe que esa será otra clave para el futuro, por lo cual espero ir. Y que su hermana era medium...
Parte del misterio de nuestra guía en el Inframundo, se revelará cuando Brian le pregunte si leía el Tarot? Quedé sorprendido. Por qué hacía esa interrogante?... Y luego entendí. Del bolsillo del pantalón sobresalía una carta... Saben cuál? El arcano del Diablo!
Dana respondió que no. Pero que sí le llamaban la atención sus imágenes. Mi colega le contó que además de escritores, éramos tarotistas; lo cual le alegró.
Seguimos en la ruta (improvisada?), en un ambiente grato, como si conociera de siempre a Dana. Ya cuando finalizamos, le agradecimos sinceramente su buena voluntad y afabilidad...
Ella mientras sonreía tomó rumbo desconocido... Y sentí que otra vez la Diosa Oscura guiaba mis pasos...
Ninguno conocía la ubicación de las cuevas de Machali. Solo Brian tenía cierta vaga referencia. Tomamos un colectivo y el irlandés indicó una zona. Al lado del conductor, iba una señora que denotaba ser parroquiana. Al mencionar yo que íbamos a las cuevas, ella dijo despacio a quien manejaba, el punto exacto. Sus ojos tenían profundidad y un curioso desvío, sin ser turnia. Si pudiera expresar de alguna forma qué me provocaba su mirada, era estar frente a lo que la literatura suele calificar de "bruja". Era una perdida, vaga, pero a la vez hipnotizante... Igual que la de un señor a quien le preguntaríamos después por la plaza de Machali. Algo se percibe en los rostros y ojos de los habitantes más antiguos de Cajón (la zona donde están las cavernas), que los hace diferentes...
Las cuevas se presentaron ante nosotros en el mismo camino. No era necesario subir cerros o perderse, para hallarlas. Fue cosa de bajarse y seguir la calle, pues la mayoría están en la misma. Había una enrejada; pero las otras (contabilizamos 5 más) no.
"La tradición oral sostiene que antaño que allí vivieron brujos, santiguadores, sacadores de Empacho, guachucheros, cuatreros, temidos delincuentes..." (machaliconectado.cl).
Quedamos muy impresionados, en especial por la más grande. He entrado a varias cuevas en Chile; pero esta ha sido la más enorme y bella. Sí! Bella. Parecían sus paredes talladas. Primero un túnel extendido y ancho, que se bifurca a derecha, donde es necesaria una linterna y un mecanismo de oxigenación.
Qué sentí estando dentro, es algo que varias amistades me han preguntado... Vino a mí el nombre de Hela, la diosa nórdica del Inframundo; el de Ereshkigal, diosa sumeria de igual función; y otros que me ponían ante una instancia de gran misterio y poder...
Una vez dormí en la cueva de cuarzo, del cerro El Roble, en el cordón de La Campana. Y sentí algo semejante... Puede parecer fantástico para muchos; pero percibí sutiles presencias... Supe que eran presencias que tenían comunicación con gente como la señora del colectivo, y que nos observaban...
Luego de ir a las cuevas, pasamos a la Piedra del Diablo, ubicada a pocas cuadras de la plaza y cuya historia Brian dominaba.
(La Piedra del Alto o Piedra del Diablo)
Tomamos un bus, para ir a La Compañía, lugar donde hay un pucará y casas coloniales.
Lamentablemente esta vez no pudimos entrar al cerro; pero en compensación fuimos a ver el único monumento que existe para la Quintrala... Nuestra Dama Roja... Lilith...
Al volver a Rancagua, le propuse a mi compañero de viajes que previo a mi retorno a la capital, fuéramos a una cafetería a realizar una recapitulación de lo vivido.
En La Caza del Libro, rodeados de volúmenes y tomando una copa de café helado, al lado de un ventanal, nos ubicamos... En algún momento le dije a Brian, que todo fue perfecto y que sólo faltaba cerrar el círculo cual dragón Ouroburos apareciendo la chica del cementerio...
No pasaron veinte minutos cuando el irlandés eufórico dijo "Sergio... Es que... Acaba de pasar!"... Y así fue. Caminando por la calle, nos vio y se sonrío, mientras seguía rápida su ruta...
No pudimos dejar de sonreír... Aquella jornada había empezado con la Diosa y terminana con Ella.
(Sergio Fritz Roa)
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