NOTA: Estas tres visiones son reales y han sido escritas con rigurosidad y apego a la verdad. Las dos primeras son experiencias que viví. La primera a una edad cercana a los 7. La segunda en la adolescencia, posiblemente a los 15. El último micro-relato es un sueño que se ha reiterado en tres ocasiones.
Es dificil, por no decir imposible, plasmar lo vivido. Especialmente cuando se quiere transmitir sensaciones y no una simple sucesión de hechos. Que me disculpen no haber sido capaz de concretar este deseo.
SENSACIONES
- MIEDO
Recuerdo que fue hace mucho. En un día de
mi infancia. En la estación veraniega.
El sol estaba en su momento de mayor
esplendor, mientras junto a mi madre caminábamos sin apuro por la orilla del
mar.
No sé exactamente qué conversábamos, pero
sí recuerdo que en algún instante me detuve a recoger una piedra oscura que
había llamado mi atención. Era del tamaño de mi pequeña mano y en la superficie
era posible observar algo como una mancha que extrañamente tenía la forma del
rostro aguileño de un ser grotesco.
Tuve la sensación que ese guijarro tenía
una antigüedad inmensa, y quise hacerlo mío.
En ese instante el sol fue oscurecido por
unas nubes solitarias y grises.
Mostré mi descubrimiento a mi madre, la
cual también notó ese perfil monstruoso, y me dio la orden de lanzar el objeto
al mar.
Obedecí sorprendido.
Luego me dijo que había ciertos elementos
del Mal, que era mejor no utilizar, pues podrían acarrear la desgracia. Tal vez,
continuó, esa piedra solo fuera un accidente y la figura que vimos solo un
capricho de la naturaleza; pero, era mejor retornarla a su origen.
Algo extrañado seguí caminando, sin
comprender completamente lo que me había dicho.
En cambio, percibí que las nubes habían
desaparecido con la misma rapidez con la cual hace unos minutos taparon el
majestuoso sol.
2.- MISTERIO
Mientras estábamos de vacaciones, mi
padre había llevado su camioneta a un pueblo que para él significaba una indirecta
vinculación familiar, pero que ahora anhelaba recorrer. Había estado allí en su
infancia; pero el recuerdo era lejano, como distante era este lugar respecto a
la capital y a sus edificios. El nombre: Ñiquén. Un pueblo entre muchos del
campo chileno. Con poca población, mucha pobreza, hombres rudos y mujeres alegres…
Fuimos a la casona de los familiares y pronto un señor le relató
problemas de delimitación y uso de aguas a mi padre. Si bien era éste abogado, no era un experto en
derecho de aguas. Pero, la situación parecía interesante y quiso ayudar.
Fuimos en nuestro
vehículo y cruzamos el pueblito y algunos caminos de tierra hasta llegar a una
zona de lodo y aguas que se desenvolvían en varias direcciones.
Bajamos y caminamos con cuidado.
El silencio se interrumpía con unas encantadoras risitas de mujeres. Mis hermanas
estaban muy atrás y las risas no eran de ellas.
Mientras mi padre conversaba con el
campesino, vi muy cerca y adelante nuestro, algo como una tina oxidada. Vi
entonces además que había dos jóvenes: Una que desnuda se bañaba, y otra, vestida,
afuera esperándola.
Eran adolescentes como yo.
Al verme se sonrieron. Yo, en cambio, me
ruboricé.
Contemplar la desnudez de una de ellas
fue un relámpago que me estremeció.
La amiga que no se bañaba le entregó a la otra su ropa y
se perdieron entre los árboles.
Mi padre y su familiar parecieron no percatarse
de nada. Menos mis hermanas, que aún no llegaban al punto donde estábamos.
Todo esto duró un minuto o un poco más.
Luego de una media hora nos fuimos de esa zona
de aguas misteriosas. Antes de llegar a la casona, pasamos al lado de un
colegio. Era de mujeres. Allí, en la entrada estaban las dos jóvenes que había
visto. Por la ventana de la camioneta las contemplé, mientras se despedían con
sus manos. Los ojos de aquella cuya piel morena vi desnuda algo me dijeron.
El secreto, el misterio, no debía ser
compartido.
3.- HORROR PÁNICO
El sueño se ha repetido en tres
ocasiones. Lo general es como sigue. Lo particular lo dejo para mí.
Me veo caminando solitario en una hora no muy tardía, por una calle de
Santiago que parece ser San Diego o una cercana. No estoy lejos de Avenida
Matta. Hay una plaza donde existe una inmensa iglesia del tipo barroco. Sin
embargo, tiene muchas imágenes talladas. Santos y gárgolas.
No deseo mirar. Pues sé que esas
esculturas tienen vida… Y sé además que hay una malignidad en ese templo. Algo
infame palpita desde toda su estructura y desde hace mucho tiempo.
Mis ojos a pesar de dirigirlos hacia otro
lado, vuelven a la iglesia.
Entonces, las campanas suenan.
Sé que algo no humano, más bien
demoniaco, mora allí; y nadie, salvo yo, lo percibe.
Esa sensación me sigue helando el alma y temo con encontrarme en la vida diurna con esa iglesia, aunque pienso cuál puede ser...
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