(Fotografía tomada por el autor)
Siempre se ha discutido si hay o no un libre albedrío. Las religiones llegan a profundas meditaciones sobre ello, y hay muchas visiones contradictorias entre una y otra. No hay consenso.
Yo, más simple y ajeno a tanto debate, creo que hay algo que no se debe olvidar. En lo concreto tenemos un presente, que es aquello que puede determinar nuestro mañana, si aplicamos una gran Voluntad. Así, el presente no es algo secundario, sino el tesoro que poseemos.
Por eso los zoroastrianos daban tanta importancia a la trilogía de:
- pensar bien
- decir (hablar) bien; y
- actuar bien
Por su lado, los mapuche insisten en el "vigilarse" a diario. Es decir, observar nuestra propia mente, palabra y conducta. No dejarse arrastrar por la rabia, la emocionalidad, ni aquello que quite la calma al corazón.
En un mundo donde la grosería, la vulgaridad, es la norma; donde el arrebato la regla; donde la inconsecuencia lo común; donde vales por lo que tienes (y tener significa aquí cosas materiales, no espirituales) no por lo que eres; debemos buscar lo simple que es lo esencial. Y es hoy cuando debemos hacerlo. No mañana. Y dejar de culparnos en lo que ya no se hizo.
Vivir el presente no es destruirse, perderse en las cosas o en la multitud ruidosa, agotar todo tu ser.
¡No! Vivir el presente es tomar consciencia de la sacralidad del AHORA, ser dueño de ti mismo.
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