(Ilustración de Maria Mika)
Y el Mago le dijo a la Dama Misteriosa:
—¿Bailemos?
Ella lo miró a los ojos que se escondían detrás de un antifaz. Sonrió sin decir nada y con delicadeza le entregó su diestra.
Sólo entonces Maya, la ilusión, los velos de Isis, se desvanecieron, para ejecutarse en el espacio sin estrellas un baile primordial... Una danza cósmica...
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