jueves, febrero 16, 2006

VIRGEN MARIA


Mientras algunos ofenden a las relgiones con caricaturas al Profeta Muhammad; otros con paz y serenidad, sin aceptar provocaciones veneran a la Virgen.

En la imagen un discapacitado musulmán protesta con belleza contra los periodistas daneses que ofendieron a Muhammad.

¡Esta es la mejor protesta que uno podría hacer!

domingo, febrero 12, 2006

LA ARROGANCIA LAICISTA

Me ha parecido de utilidad este mensaje:

¡Hombres amantes de Dios, uníos!
Sergio Fritz



MARÍA-PAZ LÓPEZ - 10/02/2006Corresponsal ROMA

La Santa Sede ve en el conflicto desencadenado por las caricaturas de Mahoma un ejemplo de adónde puede conducir la arrogancia del laicismo occidental si no se esfuerza por comprender los sentimientos religiosos, como se desprende de la única nota oficial vaticana al respecto, y de las intervenciones de un relevante prelado esta semana. "Algunas formas de crítica exasperada o de mofa de otros denotan una falta de sensibilidad humana y pueden constituir en algunos casos una provocación inadmisible", decía el comunicado emitido el sábado por el portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, que condenaba también el violento cariz de la protesta islámica. Publicar en un diario europeo caricaturas del profeta venerado por los casi 1.300 millones de musulmanes del mundo, sin tener en cuenta que la religión islámica prohíbe la representación gráfica de Dios y de Mahoma, constituye, a juicio de la Santa Sede, "una provocación inadmisible". La invocación al derecho a la libertad de expresión, valor central en las democracias occidentales, no resulta suficiente para justificar la publicación de unas viñetas claramente ofensivas para los creyentes musulmanes, según argumentaba ayer el cardenal Renato Martino, presidente del Pontificio Consejo de Justicia y Paz, en una entrevista al diario La Repubblica. "Ha sido una manifestación de arrogancia madurada en países ricos y desarrollados que no sienten respeto por la cultura de los otros - dijo el cardenal Martino-. Una viñeta que a nosotros nos provoca una risotada, para otros es una ofensa." Según el purpurado italiano, con largos años de experiencia como enviado en la ONU, se necesita "sensibilidad religiosa, sensibilidad humana e inteligencia política" para afrontar las relaciones entre occidente e islam, y se precisa, en síntesis, que la amplia componente laica del mundo occidental no atice la mecha del descontento religioso. Sobre este particular se ha producido una inusitada alianza entre creyentes, con muestras transversales de comprensión hacia la indignación islámica por las caricaturas. A la solidaridad expresada por el Vaticano en un asunto que toca a la fe de los musulmanes, se han unido voces del judaísmo, la otra gran religión monoteísta junto al cristianismo y el islam. El gran rabino de Francia, Joseph Sitruk, declaró la semana pasada que "comparte la cólera de los musulmanes", y que en su día se sintió igualmente ofendido por la película de Martin Scorsese La última tentación de Cristo y por la novela de Salman Rushdie Los versos satánicos. Según el rabino Sitruk, "no se gana nada envileciendo la religión, humillándola y reduciéndola a caricatura, creo que se trata sólo de falta de respeto y de deshonestidad intelectual". Los judíos tienen asimismo prohibida la representación gráfica de Dios. Del judaísmo laico también ha llegado una condena de argumentación similar a la del cardenal Martino. Según David Landau, director del diario liberal israelí Haaretz, la publicación de las caricaturas ha sido "un error grave, dictado por la arrogancia cultural de los liberales laicos occidentales". En una entrevista al Corriere della Sera, Landau sostiene que "esas viñetas son claramente blasfemas, las encuentro inútilmente provocadoras, capaces sólo de generar odio y violencia (...) El problema es que en los círculos intelectuales laicos y quizá ateos, sobre todo en Europa, no existe siquiera la capacidad de comprender qué significa para un creyente ofender la figura de Mahoma, Moisés o Cristo. Se ríen de ello, se creen superiores." Incluso el presidente del Senado italiano, Marcello Pera, intelectual laico que escribió junto al entonces aún cardenal Joseph Ratzinger el libro Sin raíces, sobre la crisis de identidad espiritual de Europa, el relativismo y el islam, habló de "arrogancia occidental" en la presentación de la versión inglesa del libro, e insinuó que el Papa es de este mismo parecer. De hecho, Benedicto XVI ha fustigado varias veces los excesos de la secularización.

miércoles, febrero 08, 2006

EL REHUE


EL REHUE,
AXIS MUNDI DE LA COSMOVISIÓN MAPUCHE


"Por el eje sube el MACHI, nuestra voz, y por el eje baja el FFILEU, el Espíritu de Sabiduría, hasta el centro de nuestro mundo, allí donde un día, tal vez, se encontrarán la gente del sur con la del norte, la del oriente con la del poniente.
Porque sólo en el espíritu de la sabiduría sabrán reconocerse, sólo ahí el agua se hermana con el fuego..."
(La selva fría y sagrada. Miguel Laborde D.)


1.-
La inmensa y trascendental labor efectuada por René Guénon durante el siglo XX no constituye solamente un camino de depuración de las falsas concepciones "espirituales" de su tiempo (espiritismo, neovedantismo, teosofismo, etc.), lo cual ya daría bastante mérito a su autor. En verdad, fue mucho más que eso, por cuanto su gestión incluye la entrega de herramientas para constituir una elite y el llamado a un acercamiento a las distintas formas tradicionales (y así a la Tradición Unánime) para quienes tengan un corazón sincero y un intelecto capaz de remontar la caída que vive la humanidad.

A fin de explicar ciertos principios tradicionales, Guénon utilizó el lenguaje de los símbolos, el que tomó especialmente de las formas espirituales hinduista, islámica y cristiana.
Para nosotros, mujeres y hombres americanos, se hace imprescindible la lectura de una tal obra, prístina y sabia; especialmente si es muy poco lo que sabemos de las tradiciones surgidas en este magno paisaje. Sin temor a equivocarnos y contra el implícito prejuicio de muchos, afirmamos que aun es posible aprender mucho de la sapiencia ancestral americana, y considerarla auténtica fuente de gnosis.

De allí que estudiar con amor, seriedad y respeto las religiones, los mitos, las leyendas y los símbolos que han sido el sustento de los pueblos nativos de América, se nos presenta como una actividad primera, imprescindible.
Sirva el presente trabajo como una humilde reivindicación de nuestros ancestros (1).

2.-

Hemos elegido para esta oportunidad el análisis de un símbolo mapuche (etnia que habita preferentemente el sur de Chile y Argentina), que nos conecta con los profundos conceptos de tal visión, y que permite además demostrar que la Tradición en sus cimientos es Una.
Lo que comúnmente se llama rehue (2) es una figura ceremonial hecha de madera (ya sea de canelo u otro árbol), cuya cúspide tiene la forma de una cabeza humana y está constituida generalmente de siete escalas. Enunciemos desde ahora que ésta es una alusión a los siete cielos (3). Además, el papel que desempeña en el pueblo mapuche es el de Axis Mundi (eje del mundo), imagen que encontramos en otras regiones del mundo.
Como bien dice Gastón Soublette "un rehue es un poste sagrado que sitúa a una comunidad religiosa indígena en la tierra. Como tal viene a ser un axis mundi, esto es, un eje del mundo que une ritualmente el cielo con la tierra, para que la existencia adquiera sentido" (4).
En efecto, este tronco delimita los planos terrestre y celestial; pero los sostiene a la vez. Incluso más, desempeña el papel de puente que permite los movimientos ascendente y descendente, lugar que facilita el intercambio de las energías sutiles celestiales y las terrestres. Estos movimientos los hallamos en el caduceo de Hermes, la vara que es enrollada por dos serpientes. Dichos animales aquí representan dos cualidades opuestas, e incluso mejor, dos procesos llamados solve (disolver) y coagula (coagular). También es el "mercurio segundo", materia llevada a uno de los mayores grados de perfección dentro del magisterio alquímico.

En cuanto "eje del mundo" el rehue se presenta como el centro de una comunidad espiritual. Es el sustento que ordena y potencia las fuerzas espirituales mapuches. De allí que sea muy pertinente la etimología según la cual rehue significa lugar (hue) sagrado (re). Esta cualidad intrínseca permite la valoración ritual del símbolo en estudio. Así podemos emparentarlo con el Árbol de Vida, del cual se nos habla en muchas tradiciones (cristiana, hindú, kabbalista, mazdea, alquímica, etc.). Baste decir que en el Génesis bíblico dicho árbol se ubica en el centro del Paraíso. En la Tradición se nos muestra que de dicho árbol surge un fruto que puede concedernos la inmortalidad (el Elixir Vitae alquimista; el haoma zoroástrico; el soma hindú). En varios tratados de Alquimia hallamos dos árboles: de uno de ellos surgen frutos de oro, y del otro de plata.
El rehue tiene posición inclinada y mira hacia el este, es decir al lugar donde surge el Sol, la fuente de vida. Por ello es que distintas tradiciones nos hablan que de Oriente viene la Luz, entendida esta como alimento espiritual.
También podemos relacionar el simbolismo del rehue con el de la escala o puente, como ya hemos adelantado. Y así se nos enseña a través de esta interpretación el sentido de viaje iniciático, a través de distintos estadios espirituales, que van modificando la consciencia y que desarrolla la Machi.
A nuestro recuerdo surge de inmediato la primera lámina del Mutus Liber (Libro Mudo), el célebre libro de Alquimia, donde aparece ilustrada la escala de Jacob (5), por la cual bajan los ángeles, es decir las potestades celestiales, haciendo sonar sus trompetas a fin que el operador o alquimista, despierte de los sueños o realidad ilusoria. Esta misma lámina viene acompañada de citas (las cuales deben leerse de derecha a izquierda) tomadas del Génesis. En dicho libro (Génesis) hallamos una parte muy importante para el análisis de nuestro objeto de estudio. En Génesis XXVIII, 16-17 se dice: "16.- Cuando Jacob despertó de su sueño, exclamó: "Verdaderamente Yahvé está en este lugar y yo no lo sabía". 17-. Y lleno de temor añadió: "¡Cuán venerable es este lugar!", no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo".
Otra vez la relación Árbol de Vida - lugar sacro, se hace evidente.
René Guénon indica: "hemos mencionado anteriormente el simbolismo conservado entre los indios de América del Norte, según el cual los diferentes mundos se representan como una serie de cavernas superpuestas y los seres pasan de un mundo a otro subiendo a lo largo de un árbol central. Un simbolismo semejante se encuentra realizado, en diversos casos, por ritos en los cuales el hecho de trepar a un árbol representa el ascenso del ser según el "eje"; tales ritos son védicos tanto como "shamánicos", y su difusión misma es un indicio de su carácter verdaderamente "primordial" " (6).
El rehue está conformado generalmente de siete escalones (7), los cuales la machi (sacerdotisa mapuche) va subiendo mientras canta y golpea el kultrún (tambor ceremonial). Tal proceso es un acercamiento al mundo celestial. Es interesante confrontar estos datos con lo que señala Guénon respecto a la iniciación mithraica: "así, especialmente en los misterios de Mithra, la escala tenía siete peldaños puestos en relación con los siete planetas, y, según se dice, hechos de los metales correspondientes respectivamente a aquéllos; el recorrido de tales peldaños figuraba el de otros tantos grados de iniciación" (8).
Se ha hecho notar por algunos autores que cada escalón representa un mundo, bueno o malo, o neutro (en el caso de nuestro mundo) (9). El primero y tercero tienen características negativas; el segundo, nuestra tierra es neutro (puede ser bueno o malo); los otros cuatro son positivos.
Finalmente, es conveniente indicar que el rehue también dice relación con otro símbolo axial: la montaña (10).
Otro punto que es interesante destacar en el análisis de este símbolo es su aspecto antropomorfo. Así, el rehue es un árbol con forma humana, en cuya cúspide hallamos un rostro. Fácil es interpretar lo anterior como expresión del Hombre Primordial, el Adam Kadmon de los kabbalistas.

3.-

Para finalizar, conviene insistir en lo dicho en las primeras líneas de este breve artículo. Las tradiciones americanas aun pueden considerarse manantiales de sabiduría. Ello no obstante el evidente desgaste que han sufrido en los últimos siglos, debido a factores internos y externos, que no es del caso analizar en esta oportunidad.
Creemos con firmeza que lo dicho por René Guénon en carta a Fernando Guedes Galvao (11), no
sólo puede aplicarse a los indios de las praderas norteamericanas, sino perfectamente a nuestros indígenas sudamericanos, y con mucha razón a los mapuches:
".. no sé si estáis al tanto, por parte del Shaij Aïssa (12), de las relaciones muy interesantes que se han establecido estos últimos tiempos con los indios de América del Norte. Debo decir que he quedado sorprendido de saber que, a pesar de tantas circunstancias desfavorables, muchas cosas se han conservado allí intactas hasta ahora, de forma que un despertar de su tradición siempre permanece posible; puede por lo demás que las cosas tomen pronto por ese lado un desarrollo imprevisto..." (13) .
Que así sea.


NOTAS

1.- Éste no es el primer artículo donde nos hemos referido a las tradiciones indígenas americanas. Ya en "El encuentro de un tradicionalista con los indígenas de las praderas", trabajo en conmemoración a la muerte de Frithjof Schuon, (Ciudad de los Césares, N°53, Junio-Agosto de 1999, Santiago de Chile), tuvimos la oportunidad de acercarnos a estas formas de religiosidad, aunque fuera someramente. Esperamos poder seguir estudiando unos tales temas, centrales para el presente y futuro de América.
2.- Hay quienes proponen llamarlo praprahue o quemuquemu. Desconocemos las razones que dan para indicar tales nombres y modificar un uso ya demasiado arraigado y, que incluso en el eventual caso que no fuera tan preciso como los indicados, sin embargo, nos permite definir claramente aspectos de la simbología de lo representado.
3.- Sobre el simbolismo del siete, mucho podríamos decir. Baste recordar que la iniciación mithraica comprendía siete grados; que son siete los planetas según las cosmologías antiguas; etc. Otros ejemplos se hallan en el texto de la charla que pronunciamos en Buenos Aires, en la "Semana Guenoniana 2004" y que puede leerse en: http://www.bajoloshielos.cl/14fritz.html
4.- La estrella de Chile, Gastón Soublette, Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, 1984, p. 84.
5.- Un dato de importancia para quienes estudien la Alquimia. Mientras en la primera lámina, la escala de Jacob está de pie, permitiendo la bajada de los ángeles a nuestro mundo; en la última (lámina XV) está tendida en el suelo. Mientras que en la primera el operador duerme y los ángeles bajan a despertarlo, en la última muere y los ángeles coronan su ser ya volátil y resucitado. Así, una vez lograda la Piedra Filosofal (que es lo que quiere expresar la lámina XV), ya no se requiere de medios (la escala) que permitan el conocimiento, pues éste ya está incorporado de forma completa en el operador. Aquí subyace la misma enseñanza prescrita en varios textos herméticos, según los cuales en algún momento es necesario "quemar los libros"...
6.- En "El simbolismo de la escala", artículo incluido en Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada (René Guénon, Editorial Universitaria de Buenos Aires, Buenos Aires, tercera edición, 1988.), p. 293.
7.- En algunas ocasiones, se compone de cuatro peldaños. En este caso, el rehue se identifica con la mítica montaña Threng -Threng, de la cual se dice que reposa sobre cuatro cerros. Esta montaña desempeña una labor fundamental en cuanto a la salvación de los hombres. Se cree que la montaña, se levantará de las aguas, luego del diluvio, y en ella se protegerán los "siete elegidos". Anotamos de paso, que otra vez se vuelve al número siete que desempeñará un papel primordial para los antiguos. Sobre la relación rehue y montaña sacra, véase Cosmogonía y mitología indígena americana, Dick Edgar Ibarra Grasso, Editorial Kier, Buenos Aires, 1980, p. 258; y la nota 8 de este trabajo.
8.- René Guénon, Op. cit., p. 295.
9.- Véase el hermoso libro de Miguel Laborde Duronea, La selva fría y sagrada, Editorial Universitaria, S.A., Santiago de Chile, p. 37 y ss.
10.- Ver nota 7.
11.- Carta fechada el 24 de diciembre de 1947.
12.- Se refiere René Guénon a Frithjof Schuon. Véase nota 2 de este mismo artículo.
13.- Las negritas son nuestras.




URL de esta página: http://www.bajoloshielos.cl/15fritz.html

Revista Bajo los Hielos N° 15
( Mayo de 2005)

martes, febrero 07, 2006

NOTA ACERCA DEL CONOCIMIENTO HERMÉTICO Y PALABRAS RELATIVAS A LA INICIACIÓN DE LOS ALQUIMISTAS

NOTA ACERCA DEL CONOCIMIENTO HERMÉTICO
Y PALABRAS RELATIVAS A LA INICIACIÓN DE LOS ALQUIMISTAS


(Sergio Fritz Roa)


Cada día se hace más evidente la mala comprensión que poseen los hombres sobre lo que es la Ciencia Hermética, a tal punto que es legítimo preguntarse si ello no obedece a una labor intencionada por crear tal desconcierto. No nos parece difícil aquello, siendo además un “signo de los tiempos” la ignorancia en materia de espiritualidad de nuestros semejantes. La contra-tradición o subversión todo lo invade y por cierto sus energías intentan oscurecer aquello que es más sagrado. Sin embargo, como René Guénon ha dicho, la Verdad se protege a sí misma. Es decir, aun cuando la subversión logre generar confusión general sobre lo que es el conocimiento esotérico, jamás podrá llegar al corazón mismo de un tal saber.

El caso del Hermetismo merece nuestra atención, dado que se trata de una gnosis eminentemente cerrada, tal cual indica la connotación ya centenaria de su propio nombre. A diferencia de otros esoterismos, el Hermetismo es doblemente complejo: tanto en su contenido como en su lenguaje. Y la complejidad lingüística no es algo menor.

Quien tenga por primera vez en sus manos un texto alquímico, y lo revise con detención, apreciará la veracidad de lo que estamos señalando. Frases como “haced que lo volátil se haga fijo”, “tomad el dragón verde y unidlo con su hijo querido”, “observad ahora al Pelicano que alimenta a sus hijos”, “separad en tres partes nuestro Azufre y mezclad una de ellas con Mercurio de los Sabios, para bañarlo más tarde con nuestra Agua o Magnesia”, provocarán en el lector una sensación de profunda extrañeza. Pues ¿a qué dragón se refieren los hermetistas? ¿Cuál es Azufre del que hablan los alquimistas? El lenguaje hermético – constituido no sólo por la palabra escrita, sino que además por la frase oral y las imágenes, las cuales muchas veces son el material más precioso que se encuentra en los añosos tratados – intenta alejar a los profanos y a quienes deseen utilizar la Santa Ciencia para fines deshonestos. Es ciertamente el primer inconveniente para los que deseen saber algo sobre Alquimia.

Pero, ¿por qué este deseo de ocultar un saber que en palabras de los mismos alquimistas es bueno para toda la humanidad? La respuesta ya ha sido sugerida en el párrafo anterior, pues se desea velar una joya que no merecen los malvados. Cristo fue explícito al señalar que no debían ser arrojadas las margaritas a los puercos, lo cual evidencia dos cosas. Una, que hay un aspecto de la doctrina que no es para todos (llamado esoterismo); y segunda, que Cristo y su enseñanza, en contra de la idea de algunos católicos mal informados, tiene por base una sabiduría esotérica. El Cristianismo enseña a todos los hombres su condición de pecadores; y lo que es más importante, que son sujetos de Salvación. Pero la igualdad desaparece en materia de conocimiento. Y aquí el Cristianismo, como todo camino espiritual, no puede ser democrático. Y es lógico, dado que éste siempre ha pertenecido a un grupo “social” cualificado: originalmente los Sacerdotes, y en ocasiones los Guerreros; lo no es óbice a que haya ciertas y notables excepciones. Esto se ha dado en toda comunidad tradicional, como en el Egipto, en Islam, en el Buddhismo, en los Incas. Son los hombres iniciados aquellos que detentan el conocimiento de las cosas pertenecientes al Reino de Dios.

Y he aquí que hemos llegado a un punto que no es fácil de expresar en el lenguaje moderno, y que parecerá a algunos no guardar relación con nuestro estudio. En efecto, nos referimos a la iniciación.

¿El alquimista requiere ser iniciado? La respuesta ha de ser tajante: sí, debe serlo. Y esto se comprende, dado que no hay otra manera de lograr la realización sino es a través de la entrega de un “poder” conferido ya sea directamente por Dios (es el Donum Dei, del cual tanto se habla en los mejores tratados) o por una entidad tradicional. El primer caso es por cierto más difícil de encontrar en la historia, pero no por ello puede decirse que no exista; y es más es una de las formas usuales en la Alquimia. El segundo, es otorgado por religiones y sociedades tradicionales: Cristianismo, Temple, Masonería, Buddhismo, sociedades iniciáticas indígenas, por dar algunos ejemplos.

El alquimista recibirá al menos dos iniciaciones. Por ejemplo, del Cristianismo católico y a través de una iniciación en la Alquimia; o de la Masonería y de la Alquimia. Esto quiere decir que pueden convivir en el ser dos iniciaciones, lo cual no es en sí excluyente; pero tampoco se trata de “coleccionar” iniciaciones, como algunos ostentan con cierto orgullo. La iniciación en la Alquimia suele ser dada por un Maestro alquimista; pero como hemos indicado, podría recibirla directamente el discípulo a través de otros medios, especialmente de un sueño. Esta influencia divina es necesaria e imprescindible, porque otorga los elementos espirituales necesarios para la posterior concreción de la Piedra Filosofal.


La iniciación es la apertura a conocimientos que de otra forma no podrían ser alcanzados. Es la Llave de la cual se trata en ciertos manuscritos herméticos. Es el Donum Dei, tan perseguido por los Sabios. Quien haya sido iniciado podrá comprender mejor que un profano el léxico alquímico. Pero no creamos que todo termina en la iniciación; ¡todo lo contrario! El mismo nombre lo enseña, es sólo el inicio de algo. Podemos hacer una analogía para que se nos comprenda. La semilla no florecerá sino requiere de condiciones y compuestos favorables (agua, cierta temperatura, etc.). Lo mismo ocurre con el iniciado. Él posee una poder real, la semilla del ejemplo, pero debe crear las condiciones necesarias para que ella se desarrolle sanamente. Además, ha de alimentarlo. Por tanto, no caigamos en el error de muchos que habiendo recibido una iniciación, se ufanan y se duermen en los laureles. Como hemos dicho y ahora reiteramos, el camino verdadero sólo comienza en la iniciación, y la responsabilidad de desarrollar los múltiples estados permitidos a la condición humana, recae exclusivamente en nosotros.


Sergio Fritz Roa
Santiago de Chile, julio de 2002.

¿DERECHO A INFORMAR O DERECHO DE DIFAMAR?

¿DERECHO A INFORMAR O DERECHO DE DIFAMAR?
En torno a doce caricaturas y al “arte moderno”

No digan que fue casual la edición de doce caricaturas en contra del Profeta Mummamed (Mahoma). No digan que no fue una provocación de parte de los defensores “de los derechos de información” en contra de una religión y una sociedad tradicionales; en este caso el Islam.

Si es sabido por todos (¡especialmente por los periodistas, que debieran tener más conocimiento que el pueblo!) que el Islam está contra las imágenes de Allah (Dios) y el Profeta… ¿Por qué entonces estas horribles imágenes que ofenden a millones de personas? (No se olvide que la segunda religión más importante es la islámica).

Ya Occidente ha dado muestras que lo sagrado poco le interesa… Por favor, no le exija entonces a Oriente que caiga en este error materialista. Pues, es cierto, los cristianos poco hacen contra las ofensas que reiteradamente hacen los “artistas” occidentales en contra de Jesús y la Virgen… No sólo el cine da ejemplos de ello, sino la pintura y otras expresiones.

Pero, ello está bien, muy bien, pues pertenece al “derecho de opinión”, “derecho a información” y otros dogmas que solo creen los pueblos ya adormecidos, como son las naciones de Occidente.

"La reproducción de las polémicas caricaturas de Mahoma por razones documentales pertenece al derecho a informar de los medios", dijo Michael Konken, Presidente de
la Asociación de Periodistas Alemanes (DJV).

Pero, ¡perdón!, derecho a informar qué…

¿Acaso cualquiera puede reírse, burlarse, de lo que constituye lo más sacro, para los otros?

El diario danés "Jyllands-Posten" y los periódicos que han reproducidos dichas imágenes no ayudan en nada al diálogo inter-religioso e inter-cultural, que necesita nuestro mundo.

Una información de prensa decía: “Varios periódicos europeos publicaron ayer, miércoles, algunos de los dibujos para solidarizarse con la prensa danesa y noruega y para reafirmar el derecho a la libertad de expresión”. ¿Es forma de solidarizar aquélla? ¿Se puede solidarizar con la prepotencia e ignorancia?

Hoy se llama arte a cualquier cosa… Hemos perdido el sentido de las cosas. Ananda Coomaraswamy estudió muy bien el tema, por lo cual le recomendamos su lectura. Así uno podrá comprender que el Arte no obedece a criterios subjetivos, como se nos quiere hacernos creer. Tampoco el Arte debe buscar ser original. Tampoco es justificable el “arte por el arte”; pues, sin duda, en una sociedad sana todo debe guiarnos a lo trascendente y no ser objeto de las simples emociones.

Bajo la excusa de un “derecho a información” la T.V está bombardeando a nuestras familias, con programas infantiles que incentivan la violencia; con teleseries inmorales; con noticieros dirigidos por los centros de poder, y que por tanto uniforman el mundo con aquello que ellos quieren. Lo mismo puede decirse de la mayoría de los diarios y revistas.

¡Es lamentable ver cómo el hombre moderno desprecia lo sagrado y así pierde la posibilidad del Paraíso!

LA DOCTRINA DE LA UNIDAD EN EL ZOROASTRISMO

LA DOCTRINA DE LA UNIDAD EN EL ZOROASTRISMO
(Sergio Fritz Roa)

Suele hablarse en medios académicos acerca del "dualismo zoroastriano", afirmación insostenible a la que nos oponemos.
Toda verdadera religión erige uno de sus pilares en la metafísica, ciencia de las realidades divinas, la cual, sin duda, nada tiene que ver con el significado que los modernos asignan a esta palabra. Ha sido el francés René Guénon[1] quien ha restituido para el occidente la verdadera dimensión de este saber.
Así, como la cosmología es una de las ciencias interpretativas que no pueden dejar de existir en toda forma tradicional, la metafísica cumple una labor primordial en tales ambientes. Ello por cuanto estudia las verdades primeras que atañen a los misterios del Ser divino, con medios diferentes a la dialéctica moderna, incorporando entre ellos el uso de la intuición, mecanismo directo de gnosis.
Jean Borella la define como: "la ciencia de los grados de la realidad universal"; señalando que además hay un sentido restringido de tal término, que define metafísica como todo aquello que está más allá de la <>, incluidos los estados angélicos [2].
Para Frithjof Schuon, "la doctrina metafísica no es otra cosa, en el fondo, que la ciencia de la Realidad y la ilusión, y se presenta, a partir del estado terrenal - por tanto, con su extensión cosmológica -, como la ciencia de los grados existenciales o principiales según el caso: distingue de una parte entre el Principio y la Manifestación - o entre <> y el <>-, y de otra, en el Principio mismo, entre el Ser y el No-Ser, o, en otros términos, ente el Dios personal y la Divinidad impersonal; en la manifestación la metafísica - convertida entonces en cosmología- distinguirá entre lo informal y lo formal, dividiéndose a su vez lo formal en dos estados, sutil o anímico uno y burdo o corporal el otro" [3].
La doctrina de la Unidad - sabiduría que ve en la dualidad solo un aspecto formal que debe trascenderse, pues podríamos decir que solo atañe a la manifestación, y no a los Principios - la hallamos expuesta de manera magistral en el Hinduismo, a través de la escuela advaita (no dualidad), siendo Schankaracharya uno de sus mayores expositores. Pero también se ha desarrollado muy bien en ambientes como el Judaísmo (la Kabbalah), el Cristianismo (Jakob Boehme [4] y Meister Ekhardt son algunos de los más notables en este sentido), el Islam (especialmente en algunos sufíes, como Muhiyuddin Ibn Arabi, quien en sus libros "La sabiduría de los profetas"[5] y el "Tratado de la unidad"[6] demuestra su fina percepción en materias espirituales) y el Taoísmo.
Ella consiste en la sapiencia que indagando los "principios primeros" de las cosas concluye que Dios es el ser Único (es por ello que los musulmanes recitan "La ilaha illa - Llah", lo que quiere decir <>), único conocedor, único sujeto y objeto, pleno, comprehensivo. Este ser incluso está más allá de las apariencias de contradicción, y de la manifestación o creación.
Sobre la Unidad, conviene seguir los dichos de Titus Burckhardt, que nos parecen muy reveladores:
"Lógicamente la Unidad es a la vez indiferenciada y principio de distinción. Como Unidad indivisible, en el sentido de al-Ahadiya, corresponde a lo que los hindúes designan por <> (advaita); como Unicidad en el sentido de al-Wahidiyya, es el contenido positivo de cualquier distinción, pues es por su unicidad intrínseca por lo que cada ser se distingue de otro modo que por sus meras limitaciones." [7]
Pudiera ocurrir que la existencia de emanaciones divinas [8] nos confundan, y, así, alguno pudiera creer que se trata de otros "dioses". Tal visión olvida que Dios es Uno y de quien surgen sus potencias; las que al ser partes de Él se hayan supeditadas en totalidad a su influencia.
Las narraciones hindúes nos dan prueba de este deseo divino de hacerse "otros", cuando al final es Él mismo, con sus distintos rostros. Así, el Maitri Upanishad, II, 6.
No hay otro Dios, pues efectivo es que todo proviene de Él. Pero esto no impide que existan manifestaciones y estadios del Ser, cuestión que si logramos captar en su sutil implicancia es algo muy diferente. Así, por ejemplo, y con toda razón Meister Ekhardt distinguía entre un Dios y la Divinidad; así Frithjof Schuon se ha permitido hablar de un Ser y un Sobre-Ser.
Esta Divinidad o Sobre-Ser toma en lenguaje islámico el nombre de Dat, en el Taoísmo es "el Tao que no se menciona", en la Kabbalah es En-Sof. En Mazdeísmo es Vâj (vacío o abismo).
La metafísica zoroastriana ha querido explicar este tema, diciéndonos que frente a Ormuzd (principio del Bien; el Ser) existe un "gemelo" llamado Ahrimán (principio del Mal). Pero que incluso a pesar de ellos hay un estadio divino que pocas veces es enunciado en los textos: Vâj (el vacío). Este primer rostro (invisible) de Dios es "intocable", si se nos permite la expresión, mientras que el mismo Ormuzd puede, sin embargo, ser entidad que se desarrolla en el tiempo y el espacio, y por tanto es capaz de devenir actuante, que puede triunfar e incluso por una era perder[9]. En términos eckhardtianos Ormuzd es Dios, Vâj, en cambio, es la Divinidad. De Vâj, surgirán Ormuzd y Ahrimán, pero no se confundirá con ellos. De allí que sea inalterable, pues Él es infinito y No - Manifestado.
El zoroastriano Shikand Gumâni Vazar[10], en su capítulo VIII, nos dice: "Una vez que (Ahrimán[11]) ha alcanzado plena comprensión de lo que sufre a manos de la omnipotencia, el Creador lo pone fuera de acción y lo precipita al infinito Vacío". Aquí, Vâj es el Ungrund (lo indeterminado, el misterio, el abismo) de la teoría de Jakob Boehme, uno de los mejores filósofos herméticos.
Y en otra parte de dicho texto: "Entre ellos estaba el Vacío: algunos le llamaban Vâj, en el cual ambos Espíritus se mezclan"
Más allá del conflicto visible entre bien y mal - la dualidad visible -, existe el Vacío que incluye y sobrepasa a ambos. Pero para que el hombre supere el mundo de las formas menester es llegar primero a Ormuzd. De ahí la insistencia del sacerdocio en cuanto a que los mazdeos sean rígidos en el cumplimiento de los ritos y de la triada moral zoroastriana que es:
1.- Humata: Buenas intenciones (y pensamientos);
2.- Hukhta: Buenas palabras; y
3.- Hvarshta: Buenas obras.
Este Vacío ocupa el lugar de lo que René Guénon denomina "sí mismo", el que es conceptuado y caracterizado de la siguiente manera por el metafísico de Blois:
"El "sí mismo" como tal, jamás es individualizado y no puede serlo pues, como siempre ha de ser considerado desde el punto de vista de la eternidad y la inmutabilidad que son los atributos necesarios del ser puro, no es evidentemente susceptible de particularización alguna que lo haga ser distinto de "sí mismo". Inmutable en su propia naturaleza, desarrolla solamente las posibilidades indefinidas que comporta en "sí mismo" por el pasaje relativo de la potencia al acto a través de una infinidad de grados, y esto sin que por ello se vea afectada su permanencia esencial, precisamente porque este pasaje no es sino relativo, y porque dicho desarrollo es tal sólo cuando se lo considera desde el punto de vista de la manifestación, fuera de la cual no puede hablarse de sucesión alguna, sino solamente de una perfecta simultaneidad, de modo que lo mismo que es virtual en el ámbito de cierta relación no se encuentre por eso menos realizado en el "eterno presente". Con respecto a la manifestación, se puede decir que el "sí mismo" desarrolla sus posibilidades en todas las modalidades de realización, en una multitud indefinida que constituye para el ser integral otros tantos estados diferentes, estados de los cuales uno solo, sometido a condiciones de existencia muy especiales que lo definen, conforma la porción ( o más bien la determinación particular) de este ser que es la individualidad humana. El "sí mismo" es entonces el principio por el cual existen, cada uno en su dominio propio, todos los estados del ser; y esto debe entenderse no solamente respecto de los estados manifestados de los cuales acabamos de hablar, individuales como el estado humano o supraindividuales, sino también, aunque la palabra "existir" se torne ahora impropia, del estado no manifestado, que comprende todas las posibilidades que no son susceptibles de ninguna manifestación al mismo tiempo que las posibilidades de manifestación misma en modo principial; pero este "sí mismo" no es sino en virtud de sí, puesto que no tiene ni puede tener, en la unidad total e indivisible de su naturaleza íntima, principio alguno que sea exterior a él". [12]
Sin duda, el zurvanismo, herejía zoroastriana que ve en Zurván (el genio del tiempo) al Supremo Ser, y por tanto, padre de Ormuzd y Ahrimán, tomó de la doctrina aquí expuesta un sustento; pero siempre se trata de una mala interpretación que ha llevado a los zurvanistas a considerar al tiempo como fin supremo y creador primero. La importancia dada a los ciclos por parte del mazdeísmo puro (con lo cual se funda la ciclología, verdadera ciencia tradicional), no puede hacernos creer como a los zurvanistas en la preeminencia en medio celestial del tiempo. Su divinización es por tanto una desviación, ya que hace del devenir lo superior, cuando precisamente lo es el No-Manifestado en quien mora toda paz, toda luz.
Vâj es el centro integrador e inmutable; diferente por tanto al Principio Creador u Ormuzd, y a su sombra (Ahrimán). El "tiempo", en cambio, es el "lugar" donde se concreta o materializa la batalla. Allí, Ormuzd y Ahrimán, se encuentran - pero solo durante algunos milenios, pues al fin del tiempo "histórico" vencerá Ormuzd-. Acerca de esto último, encontramos un simbolismo semejante en el Ying-Yang taoísta, en el Prakriti-Purusha hindú, o en el caduceo hermetista. En efecto, de lo que se trata es de los dos movimientos o fuerzas creacionales. Es el solve et coagula alquimista. Esta interacción - que es expresión de la tensión universal en la creación - llevará a la transmutación final, luego de las tres fases de la alquimia clásica, que han sido denominadas conforme a los distintos colores que van apareciendo en el transcurso de la Gran Obra: nigredo (etapa del negro, imperio de Ahrimán), albedo (el blanco purificador, intervención de Ormuzd) y rubedo (el rojo, instancia donde se concreta efectivamente la transmutación; triunfo de Ormuzd ).
Henry Corbin se refiere a estas tres etapas:
"En la mitohistoria del mazdeísmo puro, el tiempo cíclico aparece ritmado por tres grandes actos que se desarrollan a lo largo de doce milenarios que forman las edades del mundo"[13]. Tales actos son: creación, mezcla y separación final.
Pero no perdamos de vista que es Vâj quien comprende y supera a Ser y anti-Ser, dado que está más allá de toda contingencia, al ser el primer motor, o centro inmóvil.
De allí que en el libro de la Creación o Budahishn se diga:"Entre ellos ( Ormuzd y Ahrimán [14]) estaba el vacío: algunos le llaman Vâj, en el cual ambos Espíritus se mezclan" [15] .

Siguiendo a Frithjof Schuon [16] podemos distinguir cuatro grados esenciales en la "gran cadena del Ser":1.- El Principio en sí;
2.- El Principio ya manifestado;
3.- El Principio reflejado en el orden creado; y
4.- La creación periférica o "manifestación en sí".
El "Principio en sí" en lógica mazdeísta será Vâj, Principio de No Manifestación y de Manifestación; y el "Principio ya manifestado", será Ormuzd. Es a este último a quien los devotos oran; es Él, quien puede mencionarse. Es Él, por tanto, el Dios personal.
De esta forma, la metafísica zoroastriana pura resuelve el problema de la dualidad, la cual no es más que un aspecto del Principio, y la supera, conduciéndonos a esa inmensidad que simplemente llama el Vacío.

NOTAS:


[1] René Guénon expone muy bien los puntos esenciales de la metafísica en diversos artículos y capítulos de libros. Citaremos al menos tres de sus libros: "El hombre y su devenir según el Vedanta", " Introducción general a las doctrinas hindúes" y "Los estados múltiples del ser"; donde podrán encontrar los interesados en este profundo y complejo tema, material de gran cualificación.
[2] René Guénon y la escuela tradicional. Jean Borella. Incluido en "Espiritualidad de los movimientos esotéricos modernos". Antoine Faivre y Jacob Needleman (compiladores), Paidós, Barcelona, 2000. p. 451.
[3] La obra de René Guénon. Frithjof Schuon. En revista "Axis Mundi", N° 4. Verano de 1995, Arenas de San Pedro, p.14.
[4] Nicolas Berdiaev interpretando al místico Boehme nos dará algunas claves, demostrando así su cabal comprensión de la realidad metafísica : "La doctrina llena de misterio, de Boehme sobre el "Ungrund" ( lo indeterminado), sobre el abismo sombrío e irracional que precede al ser, es un intento de responder a una pregunta, fundamental como ninguna, sobre la aparición del mundo y el mal". Y en otra página: "La divinidad primera, la Nada divina, está allende al Bien y el Mal, la luz y las tinieblas". "Nicolas Berdiaev. Introducción a su vida y obra", A. Klimov, Editorial Carlos Lohlé, Buenos Aires, 1979, p. 104 y 109, respectivamente.
[5] Ver la competente traducción hecha por Titus Burckhardt.
[6] Hay traducción al castellano, por Roberto Pla, en Editorial Sirio, S.A., Málaga., 1987.
[7] Esoterismo Islámico. Titus Burckhardt, Taurus Ediciones, S.A., Madrid, 1980, p. 68.
[8] Existe en el medio celestial - y de manera semejante, en el microcosmo - una necesidad que es la comunicabilidad. De allí la característica divina de irradiar su Verbo. El antiguo símbolo que asocia a Dios con el Sol encuentra en esta condición su sentido, toda vez que el Ser Supremo irradia sus emanaciones, como si fuera el Sol con sus rayos. Si bien cada rayo es en cierta forma sustancia divina, pues precisamente nace de Él, por el contrario no podemos concluir que es idéntico a Dios. Este ejemplo del Sol y sus rayos puede trasladarse a la relación Ormuzd - Amesha Spentas ( arcángeles, literalmente los "Santos Inmortales"), en cuanto Ormuzd es el Sol (fuente de toda emanación) y los Amesha Spentas son sus rayos ( las específicas radiaciones ).
[9] El texto Bundahishn (libro zoroastriano dedicado a la creación y a aspectos cosmológicos puros) nos dice que la batalla entre los dos espíritus (bien y mal) tiene una duración de 9.000 años. En los primeros 3000 triunfa Ormuzd (es decir se hará la voluntad de Él), luego habrá un equilibrio de fuerzas entre Ormuzd y Ahrimán (mezcla de voluntades tanto del bien como del mal), para que en el último ciclo finalmente gane Ormuzd. A estos tres ciclos hay quien agrega uno más, de 3000 años, donde Ahrimán pudo haber obtenido un triunfo inicial. De esta forma se completa el ciclo cósmico zoroastriano de 12.000, dividido en 4 etapas. Nótese la perfecta similitud con las 4 edades griegas y las 4 edades hindúes. Ello no es casualidad, sino prueba de la unidad trascendente de las religiones.
[10] Incluido en "Las doctrinas de los magos", R.C.Zaehner. Ediciones Lidiun, Buenos Aires, 1983, p. 78.
[11] El paréntesis es nuestro.
[12] "El hombre y su devenir según el Vedanta". René Guénon. CS Ediciones, Buenos Aires, 1990, pp. 38-39.
[13] "Tiempo cíclico y gnosis ismailí". Henry Corbin. Editorial Biblioteca Nueva, S.L, Madrid, 2003. p. 18.
[14] El paréntesis es nuestro.
[15] Capítulo I del Bundahishn, incluido en pp. 27-28.
[16] "Resumen de Metafísica Integral". Frithjof Schuon. Colección Sophia Perennis, J. de Olañeta, Editor, Palma de Mallorca, 2000. pp. 15 - 16.